Cine por la identidad: Carol y La chica danesa

Esta semana tuve la suerte de ir al cine y no una, sino dos veces. Y digo "suerte" porque es algo que realmente disfruto y no siempre tengo tiempo de hacerlo, pese a lo mucho que me gusta. Hoy en día tenemos tantas formas de ver una película que a veces decidimos no ir al cine, pero "ir" al cine es un ritual, no es lo mismo que ver una peli en Netflix en el comedor de tu casa con un pote de helado en la mano, el celular en la otra y bajo el aire acondicionado. Viajar hasta el cine, comprar la entrada, compartir la sala a oscuras con desconocidos nos sitúa en una posición diferente a la que tenemos en casa, le damos más importancia a la película, nos compenetramos más, o al menos eso me pasa a mí.

El lugar elegido esta vez  fue el cine Lorca, que queda en Corrientes y Uruguay, y que tiene para mí un encanto que no tiene ningún otro cine de Buenos Aires, salvo el Premier y el Monumental Lavalle (si es que se sigue llamando así), aunque estos últimos no están tan cuidados como el Lorca. De afuera, el cine no dice mucho, ni siquiera están en cartelera las películas que se ven en la mayoría de los cines; el Lorca se especializa en cine arte y dramático y películas extranjeras; supongo que por eso la mayoría del público tiene de cincuenta para arriba, con algunas excepciones, como la que escribe estas líneas. Lo que me maravilla del Lorca es que han podido recuperarlo, que es uno de los sobrevivientes a la crisis de la industria cinematográfica en nuestro país, y es por esa razón por la que espero no perderlo nunca. No quiero perder sus butacas rojas, sus paredes de madera, su amplia pantalla, su cartel de neón, todo lo que me hace sentir que estoy volviendo a otro tiempo. Por eso se los recomiendo, para que lo descubran y, quién dice, se maravillen como yo y sean fieles espectadores.

Bueno, retomo lo que les iba a contar, es decir, las películas que vi y qué me parecieron.

La primera película que vi esta semana fue Carol, dirigida por Todd Haynes y protagonizada por Cate Blanchett (que ya cuenta en su haber con dos premios Oscar y que está nominada a mejor actriz por esta película) y Rooney Mara (nominada a mejor actriz de reparto, también por Carol). 



Es un drama romántico situado en los años cincuenta es Estados Unidos en el que se cuenta la historia de Therese (Mara), una vendedora de juguetes en una tienda departamental (una de las cosas más bellas que vi en la vida es esa tienda, llena de muñecas, trencitos en miniatura, y todos los juguetes antiguos que le den los ojos para ver) que aspira a convertirse en fotógrafa. Allí conoce a Carol (Blanchett), una mujer muy refinada e interesante que se está divorciando, que quiere comprarle una muñeca a su hija y se olvida los guantes sobre el mostrador del local. Therese se los envía por correo y así comienza su historia, una historia que apasiona y atrapa pese a ser contada con muchísima sutileza.
No voy a contar más del argumento porque lo más impresionante de esta película son las actuaciones, los sets, las locaciones y la fotografía: un deleite a los sentidos, una experiencia religiosa (aunque la Iglesia no diría lo mismo, claro). No me extrañaría que se lleven varias estatuillas doradas este domingo.




                                                                                                                                     

La segunda película que vi esta última semana, la vi en mi cumpleaños, y se llama La chica danesa. Está basada en una historia real: la de la primer mujer transexual en someterse a una cirugía de cambio de sexo.  ¿Los protagonistas?: Eddie Redmayne (La teoría del todo ) y Alicia Vikander. Dirigida por Tom Hooper.



Otra película de época, una historia muy bien contada y muy bien llevada, y llena de interrogantes. Lo que más me gusto de la película es la relación entre Einar y Lili Wegener (Redmayne) y su esposa Gerda (Vikander). La actuación de Vikander es realmente conmovedora y, en mi humilde opinión, mucho mejor que la de Redmayne que por momentos me pareció muy forzada, aunque, claro está, podría ser por la naturaleza del papel. Después de ver una foto de Lili Wegener, me convencí de que la elección de Redmayne tiene que haber sido únicamente por sus dotes artísticos, ya que no se parece en nada a Lili Wegener y su complexión no ayuda en lo más mínimo a disimular su condición de travesti en algunas escenas en las que sí debería disimularse, ya que incluso cuando Lili estaba viva, cuando era Einar, le decían que parecía una mujer disfrazada de hombre.










                                                                                                                              

Cuando salí del cine la primera palabra que se me vino a la mente para definir la película fue "inquietante" y fue porque la historia me llegó. ¿Qué pasaría si tu cuerpo no fuera tu cuerpo? ¿Si sintieras que lo que tenés no te identifica? Eso es lo que le pasa a Lili, está atrapada en un cuerpo que no es el de ella y busca con desesperación encontrar su verdadera identidad.

En ambos casos salí contenta del cine, porque vi historias que me nutrieron, que me dieron nuevos puntos de vista, nuevas emociones y por un rato fui alguien más. ¿No es eso lo más maravilloso del cine?

2 comentarios :

  1. Hola!!!!!! la verdad como digo siempre, nunca se compara ver una peli en el cine que en la casa, es otro ambiente y del mejor, aunque siempre están los molestos que no dejan el celular, aunque ese es otro tema hahaha, la pelicula Carol, la verdad no la conocía o_o sera que los cine de mi ciudad no la trajeron, la Chica Danesa, todavía no la vi, pero dicen que es muy buena. Saludos desde Plegarias en la Noche :)

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